Entre menos duermes, tendrás más sensación de dolor y menor capacidad para que tu cuerpo se cure.
Pasar un par de días sin dormir bien, hace que te sientas más fatigada, irritada y con tanta falta de concentración que incluso consideras comprar Sukrol para ese lapsus brutus. Encima de todo eso, la falta de descanso hace que disminuya tu umbral de dolor y todo te duele más. Los estudios demuestran que la falta de sueño empeora la sensación de dolor, pero tiene que ver con cómo responde el cuerpo a una lesión. El cuerpo tiene la capacidad de autocurarse y en la noche es donde más trabaja ese departamento, cuando los nervios mandan todos esos mensajes al cerebro. Una red de regiones neurales se enciende en reacción a la herida y trabajan para lidiar o aminorar la sensación.
Si no se trata debidamente, cualquier dolor puede causar insomnio, ya que la vivencia del dolor es mayor durante la noche porque tenemos menos estímulos externos que nos puedan distraer del dolor y más tiempo para evaluar y pensar sobre él. Quizás los problemas de espalda y cervicales producen más insomnio, ya que aumenta el dolor con los movimientos en la cama. Y ya con insomnio seguramente tendrás menos energía para realizar tus tareas habituales en casa y/o laborales. También te puede provocar angustia, tristeza, ansiedad e irritabilidad.
Cuando atiendo a un paciente con dolor crónico, mi objetivo principal es disminuir la intensidad de su dolor para que logre conciliar un sueño profundo.
Para terminar con este círculo vicioso, te recomiendo tener hábitos saludables. Aunque hay que considerar que las alteraciones del sueño son muy personales y que incluso algunos fármacos para el control del dolor pueden impedir un buen descanso nocturno.
Estos 11 consejos pueden ayudarte a descansar mejor:
-Mantén una vida activa y haz mucho ejercicio (lo que permita tu dolor).
-Mantén la habitación a una temperatura adecuada, ya que el frío o calor excesivo dificulta la conciliación del sueño.
-Procura que tu colchón y tu “pijama” sean cómodos.
-Acuéstate cuando tengas sueño: Nuestro cerebro juega un papel importante a la hora de dormir y si por el dolor estás tumbado todo el día en la cama, es muy difícil que el cerebro identifique la hora de dormir. Si es necesario tumbarse, es recomendable hacerlo en otro lugar, como el sofá o intercalar periodos en la cama y fuera de ella.
-Intenta fijar una rutina de sueño: Procura acostarte aproximadamente a la misma hora y siguiendo las mismas rutinas.
-Colocar una gota de aceite esencial de lavanda en la almohada para entrar a un estado de relajación.
-Calienta un poco una almohada Ainara y colócatela en la frente para que el calor te de un efecto sedante.
-Cuida de tus pensamientos antes de ir a dormir: A la hora de acostarse, aparecen todas las preocupaciones y el estrés. Para evitar los pensamientos negativos, te recomiendo tener pensamientos “preparados” como recordar algo positivo, visualizarte en un lugar agradable y/o practicar relajación, meditación o la técnica que más se adapte a ti.
-Si entra mucho ruido en tu habitación y no puedes oscurecerlo por completo, te sugiero utilizar tapones en tus oídos y un antifaz para bloquear la luz.
-Escucha música relajante, sonidos de la naturaleza o una meditación guiada.
-Sesiones de acupuntura para trabajar el dolor y el insomnio.
Cuando comiences con un dolor o un golpe nuevo trata de descansar y dormir bien… ¡esto es clave para que ese dolor no se vuelva crónico! A veces es bueno pensar y actuar como un perro, ya que cuando se golpea, simplemente se lame, descansa y duerme más de lo normal. Su cuerpo es sabio y sabe qué hacer. Lamentablemente, los humanos estamos en una fase de desconexión con nuestro ser porque tenemos demasiadas herramientas para distraernos, como ver televisión o usar tu celular. Tu cuerpo pide a gritos que descanses, así que pon tu cuarto oscuro, respira profundo y ¡buenas noches!